Buba Viedma es un ilustrador afincado en Madrid que en 2007 creó el estudio creativo Mentecalamar, centrado principalmente en la ilustración y el diseño gráfico. Por aquel entonces, Viedma trabajaba como director de arte en una agencia de publicidad, y empezó a realizar encargos de ilustración y diseño para algunas promotoras, bandas de música y salas de conciertos. Desde entonces Mentecalamar ha trabajado para clientes como Vice España, Brands & Roses, FOX TV, Santillana, Fanta o Samsung entre otros. Su obra está plagada de referencias pop, con ilustraciones de vivos colores y cierto toque vintage. Y por supuesto, hemos encontrado algún dinosaurio entre sus trabajos, como por ejemplo, la ilustración de aquí abajo, para el relato "The Palaeontologist" de Sam Payne publicado en la revista Popshot. Pero también un terópodo glam para el artículo "Changes" de Diego RJ en el número 100 de la revista Yorokobu o un Godzilla representando la letra G en el alfabeto "Horror Sans" dentro del proyecto 36 days of type. Esperamos ver más dinosaurios de Buba Viedma pronto...
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Los dinosaurios pop de Buba Viedma
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Nomen ignotum (II): Cóctel de dinosaurios
El Allodocus, creación de "Saurophaganax yea", un nombre mucho más original
Algún placer debe dar eso de inventar dinosaurios cuando incluso hay páginas en Internet dedicadas a ello en exclusiva: en https://www.fandom.com puedes acceder a la Wiki “Dinosaurios inventados”, donde hemos encontrado 27 especies nuevas, como el Deinonyrex, el Allodocus o el Baryosuchus. Como puede apreciarse, se trata de simples mezclas de taxones existentes (Deinonychus+Tyrannosaurus rex, Allosaurus+Diplodocus…) lo que viene a reducir la “inventiva” a un mero ejercicio de coctelería.
En Calameo hemos encontrado toda una Enciclopedia de dinosaurios inventados, donde vemos muchas mezclas similares, como el zebrasaurus, junto a otros especímenes más originales como el terrible Franco (sic), ceratópsido que lanza rayos láser por los ojos.
Franco (a mí no me miren, yo no he sido)
Naturalmente, bautizar a un dinosaurio con el nombre de otros animales es una técnica típica paleontológica (piénsese, por ejemplo, en el iguanodonte, "diente de iguana", o en el ornitomimo, "imitador de los pájaros"). Así que, en última instancia, lo que estos "creadores" hacen no es sino jugar a ser paleontólogos, vocación secreta que muchos no sabemos cómo ocultar.
Pero lo cierto es que incluso a algunos auténticos "paleontólogos" se les va la mano con esto de la creatividad y las mezclas, y pretenden hacer pasar sus engendros por reales. Como recuerda la versión online de El País (12/03/2020), en octubre de 1999 National Geographic se hacía eco del hallazgo del eslabón perdido entre las aves y los terópodos no avianos: el Archaeoraptor liaoningensis, encontrado dos años antes en China, que habría sido adquirido de un modo más o menos oscuro por un Museo de Utah y resultó ser un collage de restos de diferentes especies.
Por supuesto, también algunos autores de cómic con instinto de barman se han sentido atraídos por los cócteles de dinosaurios. He aquí un par de ejemplos:
Mento the Mighty
En 1960 Don Heck (1929-95) publicó "I Saw Droom, the Living Lizard" (Tales to Astonish #9), una estrambótica historia alternativa del origen de los dinosaurios que refleja en portada Jack Kirby, y “The Fantastic Menace of Mento the Mighty” (Strange Tales #78), protagonizada por un científico loco que crea un monstruo mezcla de gorila y dinosaurio al que bautiza como Gorosaurio. Tan espeluznante nombre deja de atemorizar en cuanto decide personalizar a su ejemplar con un nombre propio y aprovecha para encajar publicidad subliminal de caramelos. Una lástima.
Rinosaurs, los más juguetones de Savage Land
En Extraordinary X-Men #6 (2016, guión de Jeff Lemire), el español Víctor Ibáñez (1980) nos presenta a los “rinosaurios”, híbrido de rinoceronte y dinosaurio que habita en los bosques de la "Tierra Salvaje" de Ka-zar. Lemire ha introducido también dinosaurios en los cómics Bloodshot Salvation #10 (2018, con Doug Braithwaite) o The World of Black Hammer: The Quantum Age (2019, con Wilfredo Torres).
The Quantum Age
Bloodshot Salvation
Naturalmente, existen muchos otros dinosaurios híbridos en los cómics, como los ylimphes, dinosauroides con cola de escorpión que te presentaremos en un próximo post, pero aquí nos hemos limitado a los que mezclan distintos animales en el nombre.
En vista de lo visto y dado que para ser creativo parece bastar tener tijeras y pegamento, os propongo un reto final: ¿qué animal/es mezclarías tú con dinosaurios para que tuvieran un nombre chulo? Venga, me lanzo para romper el hielo: el Perraptor vulgaris sería un dromeosáurido con caracteres caninos, pero de ninguna raza en concreto, mas bien un cruce de muchas, y el Mininomimo garldfieldis un cruce de félido y terópodo procrastinador con bastante mala uva. ¿Quién se anima?
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El bestiario triásico de Mario Lanzas
Mario Lanzas completa la trilogía de mapas del Mesozoico inspirados en la antigua cartografía medieval con este bestiario triásico que se une a los que ya hemos visto por aquí correspondientes al Jurásico y al Cretácico. Entre la fauna de este período encontramos algunos animales menos conocidos, pero no por ello menos apasionantes como por ejemplo el Tanystropheus y su larguísimo cuello, o el Atopodentatus y su extraña mandíbula. Recuerda que si quieres ver más sobre la obra de Mario o adquirir algunos de sus diseños, pásate por su Instagram o por su tienda en RedBubble.
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El junio jurásico de Carlos de Miguel
Desde hace ya algunos años, durante el mes de junio se celebra por parte de la comunidad fan el Jurassic June (o Junio Jurásico), 30 días de celebración en los que se conmemora de distintas maneras el aniversario de la archifamosa película Jurassic Park, estrenada (al igual que muchas de sus secuelas) durante este mes.
En este contexto, Carlos de Miguel Chaves (o Carlosdino en redes), paleontólogo, miembro del podcast DinoBusters y colaborador habitual de este blog, ha realizado una serie de ilustraciones humorísticas a lo largo de todo el mes para celebrar este Jurassic June de 2020. Dichos dibujos incluyen guiños a la película original y sus secuelas, el corto Battle at Big Rock, la próxima serie de animación Camp Cretaceous o hasta crossovers con otras películas como Godzilla o la infame The Velocipastor.
Os dejamos a continuación con su Jurassic June íntegro y con un enlace a su galería.
En este contexto, Carlos de Miguel Chaves (o Carlosdino en redes), paleontólogo, miembro del podcast DinoBusters y colaborador habitual de este blog, ha realizado una serie de ilustraciones humorísticas a lo largo de todo el mes para celebrar este Jurassic June de 2020. Dichos dibujos incluyen guiños a la película original y sus secuelas, el corto Battle at Big Rock, la próxima serie de animación Camp Cretaceous o hasta crossovers con otras películas como Godzilla o la infame The Velocipastor.
Os dejamos a continuación con su Jurassic June íntegro y con un enlace a su galería.
Blue
Communist Stiggy
Good Old Days
2010 Indoraptor
Raptor Love
Elvis-saurus
Friar-Tuck-o-saurus
River Monsters
Titanus Mosasaurus
2 Raptor 2 Love
Ooops!
Jurassic Summer
Jurassic World Dominion
Colin Trevorrow, a true sauropod lover
VeloTHIRDraptor Love
Burger Queen
Stegoceratops Origins
The floor is lava!
Hunting season
Free Raptor Love
Alternative hypothesis for Stegoceratops
Velocipastor
New baby in town
We've got Dodgson here?
Zorionak!
Finale
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Los Crystal Palace españoles
La Reina María Cristina visita la réplica del Diplodocus carnegii
El diplodocus que regaló Carnegie en 1913 al Museo de Ciencias Naturales de Madrid fue el único esqueleto de dinosaurio montado en España hasta el triceratops que en 1980 exhibió el Instituto de Paleontología de Sabadell. Los secularmente “fastuosos” presupuestos públicos para la investigación científica son culpables en buena medida de esta situación pero... ¿qué habría sucedido si hubiera existido una demanda popular de conocimiento como la que generó en los países anglosajones la exposición de Crystal Palace?
¿Y si os digo que estuvimos a punto?
BARCELONA
Vista general de la Expo de Barcelona de 1888
Entre el 8 de abril de 1888 y el 9 de diciembre del mismo año tuvo lugar la Exposición Universal de Barcelona, en el Parque de la Ciutadella, a imagen de la del londinense Crystal Palace de 1851. La expo no sólo sirvió para rehabilitar una zona deteriorada de la ciudad, que se impregnó por completo del modernismo que aún hoy la caracteriza, sino que impulsó la proyección internacional de Barcelona y la Renaixença de la cultura catalana.
Jaume Almera
Por lo que se refiere al ámbito de nuestro blog, la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona participó en el evento con una serie de conferencias entre las que debemos destacar la del 15 de mayo, sobre los hallazgos de Dinotherium bavaricum [1] que se habían documentado en Estavar, vecina gala de la localidad pirenaica de Llivia, y que corrió a cargo de Jaume Almera Comas (1845-1919), fundador del Museo del Seminario Conciliar de Barcelona (1874), especializado en fósiles de invertebrados, y Artur Bofill Poch (1846-1929), conservador del Museo de Geología, hoy Museo de Ciencias Naturales, y miembro de la Comisión de Paleontología de la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona.
Artur Bofill
En julio, ambos autores publicaron una nueva entrega de Moluscos fósiles de los terrenos terciarios de Cataluña (comenzada en 1884) y ese mismo verano asisten junto a otros dos españoles [2] al IV Congreso Geológico Internacional de Londres, del 17 al 22 de septiembre, donde Almera aprovecha para presentar su mapa geológico de la provincia de Barcelona (1887) y ambos para acudir a recolectar fósiles del Plioceno a Suffolk [3] o visitar la famosa exposición de dinosaurios de Crystal Palace en Sydenham Hill, que les impactó tan profundamente que pensaron en hacer algo parecido en su tierra natal, llevando su proyecto ante el propio Alcalde [4].
El momento parecía idóneo, ya que la resaca del éxito de la Exposición Universal llevó al consistorio a crear en enero de 1890 una Comisión para la Conservación de los Edificios del Parque y Fomento de los Museos Municipales, en la que se integró como Sección propia el Museo de Geología en 1893. Ese mismo año, Bofill es nombrado Director del Museo y la Comisión impulsó una Junta técnica del Museo y Jardines Zoológico y Botánico, aunque la iniciativa quedó en nada debido al escaso presupuesto y la errática política municipal.
Norbert Font
En 1905, Almera prepara la colección paleontológica y mineralógica de la Institución Catalana de Historia Natural (1899) con ayuda de otro religioso: Norbert Font Sagué (1873-1910), autor del primer Catálogo Espeleológico de Cataluña (1897), que en 1904 había publicado Curs de geologia dinàmica i estratigràfica aplicat a Catalunya e inaugurado la Cátedra de Geología en los Estudis Universitaris Catalans [5].
En 1906, Almera será nombrado presidente de la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona y Font [6] Tesorero en la sesión constitutiva de la Junta de Ciencias Naturales del Ayuntamiento de Barcelona, heredera de la vieja Junta de 1893. En la misma sesión, a instancias de la ponencia de Almera y Font, se aprueba destinar el 25% del presupuesto del siguiente ejercicio a la instalación en el parque de una reproducción de animales extintos a imagen de los de Crystal Palace.
Modelo para el mamut del Parque de la Ciutadella
El 12 de enero de 1907 se elige la primera escultura: un mamut lanudo como el que Almera había descubierto en el Baix Llobregat en 1883, y se encarga su ejecución a una Comisión formada por Font, Almera, Bofill y Joan Pijoan. El 25 de febrero el escultor Miquel Dalmau ya había comenzado a trabajar en un primer modelo en madera sobre el diseño de Font, que fue sustituido por otro de hormigón entre junio y agosto, y se inauguró el 12 de diciembre.
Verano de 1907: el mamut está en marcha
El mamut del Parque de la Ciutadella
Se pensó en un dinoterio para el segundo modelo, pero acabó declinándose por su parecido con el mamut. Entonces se encargó un modelo en madera de un Cervus megaceros a la escultora Mme. Allers como el que había esculpido para el Muséum d'Histoire Naturelle de París, que se presentó en marzo de 1908 al Ayuntamiento, que terminó aparcando el proyecto debido a sus restantes gastos. El fallecimiento de Norberto Font en abril de 1910, con tan sólo 36 años, terminó por enterrarlo para siempre.
Diplodocus de J.Bassas
Triceras de J.Bassas
Sin embargo, aquella visita a Crystal Palace continuó alimentando el fuego de aquellos –entonces- jóvenes aficionados a la paleontología y en 1916 Artur Bofill encargó una docena de estatuillas en yeso al escultor J. Bassas para el Museo, que incluían un mamut, un mastodonte, un glyptodon, un iguanodon, un aepyornis, un triceratops o un diplodocus...
VALENCIA
Agustín Trigo
El farmacéutico Agustín Trigo Mezquita (1863-1952) es conocido por su patente del “TriNaranjus” (1933) y llegaría a ser Alcalde de Valencia brevemente durante la república. Según Gómez-Alba (2001, Op.cit.), que sigue en este punto a María Amparo Salinas Jacques [7], en 1920 ya era presidente de la Comisión de Monumentos y, como tal, impulsó la idea de formar una colección de reproducciones en cemento de animales extintos en el Jardín de los Viveros Municipales, de cuya ejecución se encargó al director del Museo Paleontológico, Eduardo Boscá. Aunque Trigo era aficionado al mundillo de la paleontología y el 17 de noviembre de 1889 había llegado a dar una conferencia sobre “Qué son los fósiles” ante la Sociedad de Socorros Mutuos de la Dependencia Mercantil [8], en principio parece que lo lógico sería colegir que tras la iniciativa se encontraba el propio Boscá.
Boscá en la galería de Paleontología del Museum National d'Histoire Naturelle de París
Médico y naturalista, Eduardo Boscá Casanoves (1843-1924) puso la primera piedra de los estudios herpetológicos en España con su Catálogo de reptiles y anfibios de la península ibérica y las islas Baleares (1878), en 1883 fue nombrado Jardinero Mayor del Jardín Botánico de Valencia y en 1905 comisionado para buscar nueva ubicación a la colección paleontológica de la Universidad de Valencia. Realizó, al menos, dos viajes a Londres con objeto de ampliar sus conocimientos en paleontología de mamíferos sudamericanos, pues la colección estrella de la ciudad, donada en 1889 por José Rodrigo Botet, se componía de ellos: Sánchez Arteaga [9] habla de un permiso estatal para viajar a Buenos Aires, Lisboa, París y Londres entre octubre de 1906 y 1907, y Catalá [10] de otro viaje, entre enero y marzo de 1910, a cargo de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas. Este último viaje fue glosado por el propio Boscá [11] el siguiente año, informándonos de los museos que visitó en Londres: el Museo Británico, el del Real Colegio de Cirujanos, el Parque Zoológico de Regent Park o el Jardín Botánico de Kew. No hay ninguna mención a Crystal Palace, por lo que, si conocía Sydenham Hill sería por su primera visita a Londres en 1906-07.
Pero lo cierto es que las mejoras técnicas habían hecho del hormigón un material mucho más fácil de utilizar a comienzos del siglo XX y estaban proliferando este tipo de estatuas, como muestran el Mamut del Parque de la Ciutadella o los dinosaurios que Joseph Pallenberg erigió en 1911 en el Parque Zoológico de Carl Hagenbeck (Stellingen).
En todo caso, y siguiendo siempre a Gómez-Alba (2001, Op.cit.), parece que bajo la dirección del Museo se llegaron a esculpir e instalar diversas reproducciones de fauna extinta a escala natural en el Jardín Botánico, entre ellas la de un glyptodon y la de un estegosaurio, que se colocó junto al estanque. Lamentablemente, “Todas fueron destruidas, por causas que se desconocen, en la década de 1960”.
Acudiendo a la fuente primaria, Salinas, que es también autora de una biografía de Boscá [12] en la que no menciona nada de estas esculturas de cemento, se refiere a ellas en su citada tesis [7] mediante un uso del condicional que parece referir a una iniciativa fallida:
“Es también llamativo que el grueso de los ejemplares que se iban a exponer en los Viveros de Valencia, fueran precisamente grandes reptiles extinguidos y que, el propio Trigo Mezquita, presentara a la Sección de Valencia, un modelo de estegosaurio en una de las reuniones del grupo (Real Sociedad Española de Historia Natural, 1921a: 272)”.
Sin embargo, más adelante transcribe un informe de Francisco Beltrán, sucesor de Boscá como director del Museo, dirigido el 22 de diciembre de 1925 al Presidente de la Subcomisión de Monumentos dándole cuenta de diversos trabajos realizados, incluyendo:
“Se subsanaron no pocos desperfectos que padecían los ejemplares reproducidos de Glyptodon y Stegosaurus que figuran en los Viveros Municipales”.
De manera que parece que, al menos, dos de las esculturas sí fueron llevadas a término, entre ellas la de un dinosaurio.
Postal con los Viveros de Valencia en torno a 1935
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[1] Descrito en 1831 por Christian Erich Hermann von Meyer, hoy es considerado sinónimo de Prodeinotherium y se trata de un proboscídeo del Mioceno que se extendió por todo el Mediterráneo, África oriental y Oriente Próximo, llegando hasta la India.
[2] Ribera i Faig, Estanislao (1988) Historia del interés anglosajón por la geología de España, CSIC.
[3] Gómez-Alba, J. (1990) “El Museo de Geología de Barcelona: desde su fundación a la Junta de Ciencias Naturales (1872-1905)”, en Treb. Mus. Geol. Barcelona, 1: 7-34 (1990).
[4] Gómez-Alba, J. (2001) “El mamut y la colección petrológica de grandes bloques del parque de la Ciudadela (Barcelona, España)”, en Treb. Mus. Geol. Barcelona, 10: 5-76.
[5] Fundados en 1903 ante la negativa del Rector de la Universidad de Barcelona a impartir enseñanzas en catalán.
[6] Ese mismo año visita y promociona la Ciudad Encantada de Cuenca con artículos y conferencias en el Centre Excursionista de Catalunya.
Alexandri, F. (2006) “Norbert Font i Sagué. El principio de la espeleología en nuestro país” en Subterránea. Revista de Espeleología #25, pp.28-34.
[7] Salinas, A. (2001) Las colecciones paleontológica y conquiológica del Museo Paleontológico J. Rodrigo Botet de Valencia: inventario faunístico, importancia científica, museística e histórica. Tesis doctoral inédita, Univ. València.
[8] Jaime Lorén, J.M. (2016) Agustín Trigo Mezquita. Farmacéutico español inventor del TriNaranjus, Schweppes Suntuory.
[9] Sánchez Arteaga, J. (2005) “Eduardo Boscá Casanoves y la renovación taxonómica de los catálogos faunísticos en España durante el último tercio del siglo XIX”, en Asclepio-Vol. LVII-2, pp.81-108.
[10] Catalá, J.I. (2004), «El desarrollo de una carrera científica en un contexto institucional precario: el caso del naturalista Eduardo Boscá Casanoves y Casanoves (1843-1924)», Cronos, vol. 7, n. 1, pp. 3-60.
[11] Boscá Casanoves, E. (1911). "Los Museos de París, Londres, Amsterdam y Bruselas", Anales de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, 4 (I), 1-61.
[12] Salinas, A. (2011) Eduardo Boscá Casanoves (1843-1924), un darwinista valenciano, Consell Valencià de Cultura.
[2] Ribera i Faig, Estanislao (1988) Historia del interés anglosajón por la geología de España, CSIC.
[3] Gómez-Alba, J. (1990) “El Museo de Geología de Barcelona: desde su fundación a la Junta de Ciencias Naturales (1872-1905)”, en Treb. Mus. Geol. Barcelona, 1: 7-34 (1990).
[4] Gómez-Alba, J. (2001) “El mamut y la colección petrológica de grandes bloques del parque de la Ciudadela (Barcelona, España)”, en Treb. Mus. Geol. Barcelona, 10: 5-76.
[5] Fundados en 1903 ante la negativa del Rector de la Universidad de Barcelona a impartir enseñanzas en catalán.
[6] Ese mismo año visita y promociona la Ciudad Encantada de Cuenca con artículos y conferencias en el Centre Excursionista de Catalunya.
Alexandri, F. (2006) “Norbert Font i Sagué. El principio de la espeleología en nuestro país” en Subterránea. Revista de Espeleología #25, pp.28-34.
[7] Salinas, A. (2001) Las colecciones paleontológica y conquiológica del Museo Paleontológico J. Rodrigo Botet de Valencia: inventario faunístico, importancia científica, museística e histórica. Tesis doctoral inédita, Univ. València.
[8] Jaime Lorén, J.M. (2016) Agustín Trigo Mezquita. Farmacéutico español inventor del TriNaranjus, Schweppes Suntuory.
[9] Sánchez Arteaga, J. (2005) “Eduardo Boscá Casanoves y la renovación taxonómica de los catálogos faunísticos en España durante el último tercio del siglo XIX”, en Asclepio-Vol. LVII-2, pp.81-108.
[10] Catalá, J.I. (2004), «El desarrollo de una carrera científica en un contexto institucional precario: el caso del naturalista Eduardo Boscá Casanoves y Casanoves (1843-1924)», Cronos, vol. 7, n. 1, pp. 3-60.
[11] Boscá Casanoves, E. (1911). "Los Museos de París, Londres, Amsterdam y Bruselas", Anales de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, 4 (I), 1-61.
[12] Salinas, A. (2011) Eduardo Boscá Casanoves (1843-1924), un darwinista valenciano, Consell Valencià de Cultura.
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Las tiras dinosaurianas de Andertoons
Desde una edad muy temprana, a Mark Anderson le encantaba dibujar y contar chistes. Llegó a persuadir a sus profesores para que le dejasen hacer sus deberes como si fuese un cómic. Y cuando le dijeron que no, dibujaba en los margenes. Cuando su profesor de dibujo vio sus tiras, le dijo a Mark que fuera a la oficina del periódico de la escuela y se presentara como el nuevo dibujante. Y él hizo exactamente eso. Estuvo dibujando para los periódicos del instituto y de la universidad, y se graduó en la University of Northern Iowa con un título en Música. Posteriormente se mudó a Chicago, se casó con su novia de la universidad y encontró trabajo en una fábrica de tornillos. Aburrido, dibujaba cómics durante sus ratos libres y comenzó a enviar su trabajo a diferentes revistas. Para su sorpresa, algunos medios comenzaron a pagarle tiras. Tras ser padre, Mark dejó su trabajo y se quedó en casa para dibujar cómics a tiempo completo. Desde entonces, dirige Andertoons.com y enseña a dibujar en escuelas y bibliotecas. De su web, hemos recopilado algunas tiras con referencias dinosaurianas:
"En realidad, considerando que Tommy tiene un cerebro del tamaño de una nuez, lo está haciendo bastante bien"
"¿Tiene alguna opción para herbívoros?"
"... y técnicamente debería haberme extinguido hace 66 millones de años, ¿pero veis que eso me detenga?"
"¿Te morirías si comieses una ensalada de vez en cuando?"
"Cada dos años, se entretienen con un poco de ADN, me devuelven a la vida, me exhiben y todos me aman. Luego te escapas, te comes un par de turistas, y de repente eres el malo otra vez"
"Claro que es históricamente inexacto, pero las afiliaciones son muy altas"
"Sí, Og asustado. Pero sobre todo confundido con la sucesión cronológica"
"Ok, sólo tengo tiempo para una pregunta más. ¿Alguien tiene alguna otra aparte de por qué no estoy extinto?"
"Su colesterol es un poco alto, pero teniendo en cuenta que debería haberse extinguido hace 65 millones de años..."
"¡¿Tom?! ¡Tom, ¿eres tú?! ¡Viejo bribón, pensé que estabas extinto!"
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Nomen ignotum (III): Del celuloide a las viñetas
Godzilla, por Geof Darrow
Naturalmente, los dinosaurios imaginarios no son exclusivos del cómic. Otro medio donde han proliferado especialmente es el cine. Aunque las estrellas cinematográficas son muy dadas a vivir una segunda existencia encerradas en viñetas, como sabemos y vamos a comprobar una vez más.
La bestia de tiempos remotos (1953, Eugène Lourié)
El más influyente de estos seres ha sido seguramente el Rhedosaurus protagonista de The Beast from 20,000 Fathoms (1953), que los productores de la Mutual Hal E. Chester y Jack Dietz impulsaron tras el éxito de una reposición de King Kong inspirados en el cuento de Ray Bradbury The Fog Horn (1951), cuyo título inicial en The Saturday Evening Post fue The Beast from 20,000 Fathoms. Como ya vimos en su día, existen varias versiones en cómic de este relato, a manos de Howard Rosenberger, Wayne D. Barlow o el portugués Fernando Bento. Ray Harryhausen, amigo personal de Bradbury, estrenó su sistema “dynamation” para dar vida a este monstruo marino hibernado en el Ártico desde cien millones de años atrás al que despiertan unas pruebas nucleares.
Gojira aprendiendo a usar los nunchakus... eh, espera, que voy por las gafas
Cuando los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki aún resonaban en los oídos de muchos japoneses, la historia del dinosaurio mutado por la radiación fascinó a los productores de la casa Toho, que inmediatamente pusieron en marcha El monstruo gigante de 20.000 millas bajo el mar, a la que terminaron rebautizando con el nombre del protagonista, Gojira (1954), más conocido en Occidente como Godzilla, acrónimo de gorira (gorila) y kujira (ballena), cuyo aspecto físico es resultado de colocar al cuerpo de un tiranosaurio brazos de iguanodón, placas de estegosaurio y cola de saurópodo. Esta curiosa especie recibe el nombre de godzillasaurus, aunque Godzilla es un ejemplar especial, claro, ya que debido a su exposición a la energía nuclear ha sufrido algunas transformaciones y adquirido poderos como, por ejemplo, lanzar un aliento atómico.
Frankenstein vs. Baragon
El éxito del filme provocó un aluvión de películas 特撮 tokusatsu (con uso intensivo de los efectos especiales, aunque los monstruos solían ser actores disfrazados) protagonizadas por 怪獣 kaiju(monstruos gigantescos), entre los que hay más dinosauroides, como Anguirus (1955, Godzilla Raids Again) –Angilas en japonés, luego rebautizado Angurus-, un anquilosauroide, Baragon (1965, Frankenstein vs. Baragon), el Gorosaurio o Gorozasaurio (1967, KinguKongu-no-Gyakushu), dinosaurio bípedo descendiente de los alosaurios con placas triangulares en la espalda o Titanosaurus (1975,Mechagodzilla no Gyakuso), que en realidad no es un titanosaurio sino una especie de espinosáurido. También hay cine kaiju en Corea, donde podemos encontrar a Pulgasari (1985).
Los kaiju de Sugiura
Shigeru Sugiura (1908-2000) realizó una de las primeras adaptaciones al manga, Daiabare Gojira (1955, Omoshiro Bukku) y luego le siguieron otros artistas como Shigeru Fujita (1934) –también padre del Hombre-dinosaurio Donmos (1955)-, aunque, fuera de la gran pantalla, será en las viñetas norteamericanas donde el género tendrá mayor aceptación, años después.
En 1977, Doug Moench/Herb Trimpe–entintado por Dan Green- y luego Tom Sutton se encargaron de adaptarlo para Marvel, en cuya revista Spotlight apareció un kaiju llamado Wani (1980 Marv Wolfman/Steve Ditko). También ha sido estrella invitada en las revistas de los clásicos de la casa, como Iron Man o X-Men: en “Lovelorn. Part 4” (2009, The Uncanny X-Men #507), de Matt Fraction/ Terry Dodson, El Ángel termina con Godzilla.
Steve Bissette, 1998
Una de las ilustraciones más frikis de Godzilla, por Dave Dorman
En 1987 Dark Horse adquiere los derechos del personaje. Steve Bissette realizó Godzilla King of the Monsters (1987 un especial en 1987 y una serie en 1998), Mike Baron y Jeff Butler Godzilla vs. Barkley (1993, la portada es de Dave Dorman), Kevin Maguire Godzilla King of the Monsters (1995), Ed Brubaker/Dave Cooper “Godzilla’s day” (1996, DH presents #106).
Moore y Adams, dos leyendas unidas en "Tramplin' Tokyo"
Un auténtico fan del godzillasaurus, Arthur Adams publicó en Dark Horse Godzilla Color Special (1992), “King Kong vs. Godzilla” (Urban Legends #1), “Tramplin’ Tokyo” (1994, Negative Burn #18, con Alan Moore), Godzilla vs Hero Zero,Target: Godzilla #5-8 o las portadas de Godzilla #1-7 (todas 1995).
Planetary: Godzilla is dead
En la segunda entrega de la serie de Wildstrom Planetary (1998, Warren Ellis/John Cassaday), los protagonistas hallan en Island Zero el cadáver de Godzilla y otros kaiju.
Godzilla: Awakening
Anguirusu en Kingdom of Monsters #2 (2011)
Aparte de la versión por Max y Greg Borenstein/Eric Battle, Yvel Guichet y Alan Quah del nuevo filme Godzilla: Awakening que en 2014 publicó Legendary Comics, IDW acoge a nuestro simpático dinosauroide desde 2010. Arthur Adams se encargó de las portadas de Godzilla: Legends #1-5 (2011) o Godzilla #1 (2012). Eric Powell y Phil Hester o Víctor Santos publicaron Godzilla: Kingdom of Monsters (2011), serie en la que tuvieron cabida a otros kaiju de Toho, John Layman/Alberto Ponticelli Godzilla: Gangsters & Goliaths (2011), Dave Wachter Godzilla: Cataclysm (2014, con Cullen Bunn) o Godzilla in Hell #5 (2015), Matt Frank, Hugo Petrus o Jeff Zornow Godzilla: Rage across Time (2016, con portadas de Bob Eggleton) y Drew Johnson y Arvid Nelson Godzilla, king of monsters (2019). También han ilustrado a Godzilla Mark A.Nelson, Tadd Galusha, Geof Darrow, Chris Ryall o Alberto Gennari...
Pero no sólo hubo dinosauroides gigantescos en las películas norteamericanas y japonesas. En 1961 Joe Gill/Bill Molno adaptaron el kaiju dinosauroide danés Reptilicus para Charlton Comics, que lo modificó algo y siguió explotándolo como Reptisaurus the terrible. En 2012 se reeditó en Scary Monsters como Scarisaurus the scary.
Y si de especies ficticias dinosaurianas se trata, no podemos olvidar al Indominus rex de Jurassic World (2015), creado con material genético de distintos dinosaurios con el fin de conseguir un ejemplar espectacular para el parque. Lo cierto es que el animalitoha tomado prestadas varias ideas de viñetas de la franquicia: de aspecto similar a un terópodo de Jurassic Park: Dangerous Games #1 (2011, Erik Bear/Jorge Jiménez), su desaparición es similar a la del giganotosaurus de Jurassic Park: Redemption #5 (2010, Bob Schreck/Nate van Dyke): mientras es atacado por un grupo de raptores en la central nuclear de Texas, llega a un río cercano de donde sale un mosasaurio (no tan grande como el de la peli) que lo liquida (véase debajo).
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Los dinosaurios de Tsuburaya Productions (y III)
Tal como había ocurrido anteriormente (puedes echar un vistazo aquí y aquí), una vez que Dinosaur War Izenborg concluyó a principios de verano de 1978, para la nueva temporada se emitía la tercera y última serie ambientada en tiempos prehistóricos por parte de Tsuburaya Productions. Su nombre fue Dinosaur Corps Koseidon (Kyōryū Sentai Koseidon), y con sesenta y cinco capítulos, llegó hasta el verano del siguiente año, a razón de un episodio semanal en la televisión japonesa.
Ambientada en el futuro, la trama explicaba que gracias al descubrimiento de los taquiones, era posible realizar viajes al Cretácico. De hecho, se habían establecido colonias en dicho período, y una organización gubernamental se encargaba de controlar que todo fuese correctamente a través del tiempo. Para ello, había fundado una patrulla al servicio de este menester, que empleaba una gran máquina llamada Koseidon —de ahí el nombre de la serie— para viajar setenta millones de años atrás. Sin embargo, todo se torcía cuando una flota alienígena realizaba la misma operación, viajaba hasta el Cretácico y desde ahí atacaba el presente de la Tierra, con la intención de hacerse con el planeta.
Esta raza alienígena, de aspecto verdoso y ojos a modo de binoculares, presentaba una morfología vegetal, y con una esperanza de vida de más de trescientos años, se alimentaban de los nutrientes de su alrededor. Es por eso que la Tierra, en pleno desarrollo en el Cretácico, se mostraba tan suculenta. Además, estos extraterrestres —llamados Godmess— eran capaces de controlar a los animales y emplearlos en contra de los protagonistas. Por fortuna, uno de los miembros de la patrulla, en secreto se convertía en Go, que con su indumentaria y cascos encarnados luchaba cuerpo a cuerpo y con una espada contra los malhechores siderales. Por si fuera poco, durante la investigación en el pasado, Go y sus compañeros se topaban con la princesa Altasiya y su robot cilíndrico y parlante llamado Bikuraji, en realidad unos forajidos de otra galaxia que ayudarán a los seres humanos en su batalla por el control del planeta y del tiempo.
Como vemos, el argumento guarda no pocas concomitancias con La guerra de las galaxias (Star Wars, George Lucas, 1977). Recordemos que dicho largometraje se había estrenado hacía unos pocos meses, y el impacto en la cultura popular había sido incalculable. Es por ello que la presente serie potenciaba el empleo de batallas de naves espaciales, en las que se disparaban decenas de rayos luminosos. Encontrábamos también una princesa, como Leia en la saga galáctica de George Lucas, e incluso un robot parlanchín que ofrece una mezcla disparatada entre el aspecto de R2D2 y el infatigable C3P0. Atrás quedó también el recurso de emplear dibujos animados para los seres humanos, y los protagonistas eran actores de imagen real, como cualquier otra serie de corte fantástico de la productora Tsuburaya. De hecho, incluso el héroe Go, como Ultraman y el Super Izen en las producciones que le precedieron, tenía una facultad especial que podía usar únicamente durante treinta segundos. En este caso, esa habilidad consistía en detener el tiempo.
Y puesto que el foco de atención se había centrado en el aspecto galáctico, los dinosaurios, tan protagonistas de las dos series previas de Tsuburaya Productions, pasaban aquí a un triste segundo plano. Como en Dinosaur War Izenborg, volvían a ser hombres disfrazados, y de hecho resulta agradable comprobar que se reutilizó el traje del emperador Ururu, ahora con una coloración blanca en su cráneo de Tyrannosaurus. Este carnívoro, que en la serie recibía el nombre de Jackie en honor del actor y luchador Jackie Chan, no solo mantenía una lucha con un Brontosaurus reminiscente del famoso fragmento de Fantasía (1940) donde un Tyrannosaurus atacaba a un Stegosaurus, sino que se aliaba con los seres humanos para defender la Tierra de un monstruo alienígena que llegaba con forma de meteorito llamado Gaos.
También se volvieron a emplear la marioneta del Pteranodon y otros trajes como el del Triceratops y el Corythosaurus—convertido ahora en amigo de los protagonistas— si bien se fabricaron algunos específicos para la serie. Por ejemplo del sinápsido Dimetrodon, de los primeros animales controlados telepáticamente por los extraterrestres y lanzados a luchar contra los seres humanos, varios plesiosaurios, o incluso un villano denominado Ragout. Este se trataba de una especie de terópodo, con púas en cabeza y torso, dotado de igual modo de la capacidad de lanzar bolas de energía de su boca.
A modo de cierre del argumento de la serie, en el último episodio la producción permitía contemplar la llegada de un meteorito alienígena que exterminaba a los dinosaurios, con varias de las pobres bestias literalmente ardiendo vivas, lo que se convertía en un auténtico desazón para los protagonistas al observar impotentes —pues no pueden interceder en la historia de la Tierra [1]— cómo se calcinaba toda la fauna del pasado que poblaba las inmediaciones del Monte Fuji.
Como sus dos hermanas mayores, Dinosaur Corps Koseidon también gozó de cierto éxito en tierras sauditas e italianas —atención a su espectacular canción de apertura obra del grupo Superobots— si bien su naturaleza más cercana a los estándares habituales de la productora hicieron que se quedase a medio camino de conseguir ese status de culto que sí poseen Dinosaur War Izenborg y Dinosaur Expedition Born Free.
Sin embargo, y lo más sorprendente de todo, es que cuarenta años después, de producción china se lanzó El retorno de Koseidon (The Return of Kesai, John Moo, 2018) donde en una suerte de juego de metaficción, una niña sueña con que su héroe de la serie de los setenta, el citado Go con su indisoluble casco rojo, aparezca para librar a la Tierra de la invasión de una plaga de demonios-zombi. Por supuesto, finalmente el enmascarado reaparece, pero no sus acompañantes prehistóricos, en una cinta china enfocada a las coreografías de lucha contra los engendros resucitados en plena calle y no hacia los saurios del pasado.
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[1] De alguna manera, la serie presentaba conceptos pioneros. Se trataba el control telepático sobre los dinosaurios por parte de alienígenas antropomórficos del futuro, tal como ocurriría en la serie de animación Dino-Riders (1988) pero también esa suerte de organización gubernamental que debe controlar y evitar cualquier cambio en el pasado, como la autóctona El ministerio del tiempo (2015-2020).
OCTAVIO LÓPEZ SANJUÁN
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Las monturas mesozoicas de Dora Nemeth
Dora Nemeth es una diseñadora gráfica de Budapest (Hungría) especializada en la creación de criaturas de corte surrealista y extraño, tanto con técnicas de ilustración como escultóricas. Estudió en la Metropolitan University y sus obras se han podido ver en la revista Art Doll Quarterly o en la exposición "They Came from Planet Rainbow Sparkles 2: Glitter in Your Eye" en la Clutter Gallery de New York. De su trabajo, nos ha llamado la atención esta serie de criaturas prehistóricas cabalgadas por inocentes animalitos:
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Los dinosaurios de Crystal Palace en la cultura popular
"Prehistoric World" (1962)
Desde que H.G. Wells los incluyera en su novela Kipps (1905), han sido varios los escritores que han tomado la exposición de dinosaurios de Crystal Palace como parte del decorado de sus obras, como Have his Carcase (1932, Dorothy L.Sayers), My Secret History (1989, Paul Theroux), Fanny and the Monsters (1991, Penelope Lively) o End of an Era (1994), donde Robert J.Sawyer menciona la famosa cena de inauguración dentro del iguanodón, y los libros infantiles donde los dinosaurios cobran vida El castillo encantado (1907, E.Nesbit) o Dinosaurs don’t Die (1970, Ann Coates).
Fotograma de In those all Good Days (1922)
También el cine ha tomado la muestra como localización de cintas como la reciente London Fields (2018, Martin Amis), donde sirve de telón de fondo para la conversación de dos personajes. Y por supuesto, ha sido objeto de numerosos documentales, como los de la British Pathé In those all Good Days (1922), Crystal Palace Monsters (1950), Palace Monsters (1954), Restoring Monsters (1959) o Crystal Palace (1967). Entre los más recientes, destaca Back to Life – Crystal Palace Dinosaurs (2018, Tal Amiran) que recoge los trabajos de conservación realizados el invierno de 2016-17 en ocho de las esculturas.
Cartel informando de la reparación de Iggy (foto propia)
El iguanodón, visto por Angelo Torres
Pero ya sabéis que nuestra debilidad es el cómic. La entrega #167A de la serie Classics Illustrated de Gilberton (el cómic más vendido de la historia) se tituló Prehistoric World (1962) y fue dedicado a la evolución de la vida en el planeta. Incluía la historieta de Angelo Torres “In search of the past”, donde se daba cuenta, entre otros eventos, de la expo de Crystal Palace.
Don Glut (1944) creó al detective de lo oculto Dr. Spektor (1972, Mystery Comics Digest #5), desarrollado en su propia cabecera por Jesse Santos (1928-2013). En “Dr. Spektor & Mr.Hyde” (1973, The occult Files of Dr. Spektor #5) tiene lugar una persecución entre las esculturas de dinosaurios de Crystal Palace, si bien muchas de ellas inventadas ya que se trata de especies aún no descubiertas cuando se inauguró la exposición.
"Living in the Past" (1990)
En la década de los 70, la actriz Carol Ann Ford, que interpretaba a Susan, nieta del primer Doctor Who, se vistió con pieles en el parque, con dinosaurios al fondo, para celebrar el décimo aniversario del Doctor Who. Otra actriz, Sophie Aldred (Ace), volvería a posar con los dinosaurios de Crystal Palace para la portada de la revista Doctor Who Magazine #162 (1990), que incluía el relato de Andy Lane "Viviendo en el pasado", acompañado con ilustraciones de Cam Smith como ésta en la que Ace monta sobre un dinosaurio. En el cómic “The Crystal Palace” (2009, Doctor Who Adventures #112), de Christopher Cooper/John Ross, el Décimo Doctor intenta llevar a Heather Mc Crimmon a Crystal Palace el 10 de junio de 1854, pero encuentra complicaciones.
Doctor Who Adventures #112 (2009)
La colección Science Comics de First Second Books (2006) incluye Dinosaurs: fossils & feathers (2016, MK Reed/Joe Flood) en la que los autores reproducen la inauguración de la exposición de los dinosaurios de Crystal Palace.
Dinosaurs: fossils & feathers (2016)
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Unas cuantas ilustraciones dinosaurianas... (XLVII)
Dino Rider (Maria Trigueros)
Si bien nuestra habitual ronda de ilustraciones dinosaurianas sigue teniendo predominancia teropodiana, en esta ocasión se nos cuela un saurópodo sobre el que practican skate y un pterosaurio corredor (aunque su autor lo haya titulado "Dinoracer", todos sabemos ya que un pterosaurio es un reptil volador mesozoico, pero no un dinosaurio ¿no?).
Dino Archeologist (Anna Kočová)
Jurassic Skateboarder (Susan Lawson)
Dino Racers (Yunzhen Ho)
Spinosaurus Sailors (Nathan Joyce)
Dinoracer (Boell Oyino)
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Nomen ignotum (y IV): Perrosaurios
Ya reflexionamos sobre esta categoría de falsos dinosaurios aquí hace algún tiempo. Unir la relación que nos une al “mejor amigo del hombre” con nuestra fascinación por los reyes del Mesozoico no puede salir bien jamás por varias razones: los perros no dejan de ser mamíferos (como sus dueños), domesticar dinosaurios supondría eliminar las características salvajes que hacen que nos seduzcan y, sobre todo, hay más de 60 millones de años de distancia entre ambos. Pero tenemos tendencia a agrupar todo lo que nos gusta y… en fin, vamos a ver lo que han dado de sí esta costumbre en el mundillo del cómic.
El primer genio del cómic sueco fue Oskar Andersson [1] (1877-1906), que ideó a comienzos de siglo a Urhunden [2] -literalmente, “perro primitivo”-, una suerte de extraño dinosaurio o cruce entre perro y dinosaurio travieso y glotón, mascota de un hombre prehistórico al que no para de poner en apuros.
Reg Parlett (1904-91) introdujo dinosaurios en The Sky Explorers (1952, The Comet) y en el Eagle dibujó la tira de humor Fidosaurus the Prehistoric Poodle, reimpresa en Buster como Pongo the Prehistoric Pooch y protagonizada por una mezcla de chucho y dinosaurio.
"The Hero Within" (1974). Paradójicamente, en su versión cánida el monstruo resulta más aterrador
Richard Corben fusiona perros y dinosaurios en dos dimensiones de la realidad (¿o se trata sólo de la imaginación del niño?) en “The Hero Within” (1974, Creepy #60, con guión de Steve Skeats) y en “Me an’ol’ Rex” (1983, Twisted Tales #3, guión de Bruce Jones) un chaval encuentra un huevo del que sale un dinosaurio y lo cría como si fuera su perro.
No se trata de una situación inaudita en los cómics: En la tira dominical del 26 de abril de 1924 de Hairbreath Harry de Charles W.Kahles, el protagonista incuba un huevo de dinosaurio y lo cría como su mascota.
Y así llegamos ya a otro nivel de fusión –psíquica- en el caso de dinosaurios que actúan como perros (normalmente en cómics de ambientación prehistórica), cuyo paradigma sería Dino, la mascota de los Picapiedra.
Por poner tan sólo unos ejemplos, ya en los años 40 Robert Dansler publicó la historia del crononauta Professeur Cosinus retourne a l’âge de pierre, en que hombres primitivos llevan dinosaurios con correa cual vulgares mascotas. Jon D’ Agostino dibujó al infante troglodita Hunk (1961) y a su grotesca mascota sauria. En el debut de la bonaerense Lúpin (1966) aparecieron Piedrito y (su mascota, el saurópodo) Saurito de Guillermo Guerrero. Y el dibujante Disney Don Rosa creó en 1990 al troglodita Bubba que tiene por mascota al triceratops Tootsie para la danesa Egmont.
Curiosamente, cuando perros y dinosaurios se han encontrado cara a cara en los cómics, se ha producido un encarnizado enfrentamiento del que, normalmente y a pesar de su evidente inferioridad física, el mejor amigo del hombre ha salido victorioso, reforzando así su papel de protector de su amo, o tal vez demostrando que su relación con éste es mucho más natural que la de seres de otra etapa geológica, como podemos comprobar en The Adventures of Rex the Wonder Dog #11 (1953, Bob Kanigher/ Gil Kane) o “How Krypto Made History” (1959, Superboy #75, Otto Binder/ George Papp).
Krypto, el superpaleontólogo
Yendo un paso más allá, la pasión de los perros por los huesos les ha convertido en paleontólogos improvisados en numerosos cómics, mostrando del modo más cómico (portando en sus fauces las pruebas fósiles) que, a diferencia de ellos, los dinosaurios son seres extintos: incluso el propio Milú, el foxterrier de Tintin, ha mostrado de este modo su interés por las tibias de Diplodocus giganticus (otro dinosaurio ficticio, ya que no existe tal binomen) en el “El cetro de Ottokar” (1939).
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[1] Protagonizó exposiciones en 1916, 1920, 1931 ó 1944 y una serie de sellos en 1977. Aún puede apreciarse su huella en autores como Oscar Hjelmgren.
[2] En 1973 dio nombre a un fanzine y en 1987 a un premio con que se reconoce al mejor álbum de cómic y la mejor traducción al sueco de un álbum extranjero, categorías a las que se suma desde 1994 el cómic infantil y juvenil.
[2] En 1973 dio nombre a un fanzine y en 1987 a un premio con que se reconoce al mejor álbum de cómic y la mejor traducción al sueco de un álbum extranjero, categorías a las que se suma desde 1994 el cómic infantil y juvenil.
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El humor paleontológico de Tom Gauld
Tom Gauld es un dibujante e ilustrador nacido en Aberdeenshire (Escocia, Gran Bretaña) aunque reside en Londres (Ingalterra, Gran Bretaña). Ha publicado cerca de una veintena de cómics desde 2001 y sus tiras aparecen regularmente en The Guardian, The New Yorker o New Scientist. Una parte importante de su obra es de humor científico, por lo que la paleontología aparece con frecuencia en su trabajo. A continuación, dejamos algunas de sus viñetas con referencias a animales del pasado:
Errores en las ilustraciones de los libros de dinosaurios
Demasiados cuernos en el Triceratops / Estas especies vivían separadas por millones de años / Los pterodáctilos no respiraban fuego / El Brachiosaurus no debería utilizar sombrero / El Stegosaurus era herbívoro / La Torre Eiffel en el fondo
Teníamos muchos huesos sobrantes y nos parecía una pena desperdiciarlos
395.000.000 a.C.
¡Es vergonzoso! Todos estos jóvenes evolucionan descaradamente para caminar por la tierra. ¡Piernas por todos lados! ¿No tienen vergüenza? ¿El agua ya no es lo suficientemente buena para ellos? ¡No sé hacia donde se dirige el mundo!
Fragmentos de la novela perdida de Dickens "El progreso de un megalosaurio"
Abandonado como un huevo / Un cruel orfanato / Una herencia inesperada / Se convierte en un caballero / Londres / Amor verdadero / Un poderoso enemigo / Una carta reveladora.
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Fossil by Fossil: Comparing Dinosaur Bones (Sara Levine & T.S Spookytooth)
Tras la edición de "Bone by Bone: Comparing Animal Skeletons" (2014) y "Tooth by Tooth: Comparing Fangs, Tusks, and Chompers" (2016), ambos en Millbrook Press TM, la veterinaria y divulgadora Sara Levine y el ilustrador T.S Spookytooth publicaron en 2018 el libro "Fossil by Fossil: Comparing Dinosaur Bones". Siguiendo con la fórmula planteada en sus predecesores, los autores proponen un viaje al pasado para comparar la anatomía humana con la de los reptiles mesozoicos. Con la ayuda de varios niños de diversas culturas que acuden a un museo, van señalando semejanzas y diferencias entre cráneos, vértebras, costillas y extremidades de estos animales extintos con faunas actuales y con el propio cuerpo humano. A continuación, dejamos un ejemplo de lo que puedes encontrar en el interior del libro:
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Viajando al pasado con The Meep Lord
No tenemos mucha información sobre la persona de la que queremos hablar hoy, más allá de que es de Suecia y que le gusta dibujar dinosaurios, dragones y criaturas de fantasía. Eh, no nos miréis a nosotros, que en su bio pone que es "un pequeño y raro Psittacosaurus que dibuja mucho".
Mejor os dejamos con una selección de sus dibujos dinosaurianos, que molan muchísimo, y con un enlace a su cuenta en Twitter y su galería en Deviantart.
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Podría ser peor (Jose Tomás)
Seguro que en alguna ocasión has pensado que sí, que qué fiero es el tiranosaurio pero que brazos más ridículos tiene... que si no llega al papel higiénico, que si no podían levantar la mano en clase, que si no es capaz de tocar la zambomba, que si no podían levantar hierro, que si no podían pasar el salero... En definitiva, que crees que estaban jodidos con su condición de bracicortos. Pero piensa por un momento que podría ser peor. Al menos es lo que sugiere Jose Tomás en su nueva viñeta.
Recuerda que puedes ver más de Jose Tomás en Koprolitos, en su Instagram o en su Twitter. Además, puedes pillarte "Sé que estáis ahí" y "Marca fúnebre", dos álbumes autoeditados que recopilan viñetas recientes. Visita su tienda aquí.
Recuerda que puedes ver más de Jose Tomás en Koprolitos, en su Instagram o en su Twitter. Además, puedes pillarte "Sé que estáis ahí" y "Marca fúnebre", dos álbumes autoeditados que recopilan viñetas recientes. Visita su tienda aquí.
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Cromosaurios (I)
EL CROMOLÍTICO
Comercializados tradicionalmente como regalo promocional, en la mayoría de los casos acompañando a productos alimenticios, los cromos suelen ser concebidos como productos dirigidos esencialmente al público infantil por sus valores pedagógicos, pues sirven para desarrollar las capacidades sociales de los niños a través de juegos o intercambios y, como cualquier colección, para aprender a organizar y estructurar. Incluso su temática (dejando al margen los de fútbol, claro) ha sido con frecuencia buscada como refuerzo gráfico de la materia escolar (naturaleza, historia…). Este carácter infantil unido al hecho de su –cada día menor- gratuidad parece restarles valor, aunque hay cromos de una calidad artística indiscutible. En las próximas entregas vamos a realizar un breve recorrido por la historia de este soporte deteniéndonos, como siempre, en los casos en que el medio ha contribuido a la paleocultura popular. Bienvenidos al mundillo de la paleocromolitografía.
Si bien las técnicas de estampación son milenarias en China y el grabado en madera (xilografía) se practicaba en Occidente desde finales de la Edad Media, la mayor dureza –y por tanto resistencia- de la piedra hará que la litografía (1796, Aloys Senefelder) revolucione la impresión de imágenes, permitiendo un aumento considerable de las tiradas y abaratando el producto final, favoreciendo de este modo su difusión a nivel popular.
Dinosaurios astrónomos en una caricatura de 1861 litografiada en Punch
Aunque la caricatura se había extendido gracias a la xilografía, la expansión de la litografía impulsa la edad de oro del género, que comienza en 1820, cuando aparecen la gala La caricature y la británica The Monthly Sheet of Caricatures, a la que sucederá Punch en 1841.
En 1817, el adolescente suizo Rodolphe Töpffer se inicia con su padre (pintor) en la técnica de la litografía que en los años 30 utilizará como base para sus cuadernillos de ilustraciones secuenciales que hoy se consideran los primeros cómics de la historia.
Godefroy Engelmann, el padre de la criatura
En 1837 Godefroy Engelmann inventó un sistema de litografíado a todo color al que denominó “cromolitografía”. Para conmemorar la Exposición Universal de París de 1867, Bognard Lithography editó la primera serie de pequeñas cromolitografías coleccionables –a las que pronto se conocerá aquí por el apócope de “cromos”- de que tenemos noticia, ilustrados con la imagen de los diferentes pabellones.
Mientras en el área anglosajona las primeras “trading cards” (pronto especializadas en deportes) se distribuyeron en el último cuarto de siglo junto a cigarrillos, la empresa alemana de alimentación Liebig comenzó a regalar “sammelkarten” junto a sus “extractos de carne” en 1872. Algunos estaban dedicados a la fauna extinta, incluyendo dinosaurios, como la serie “Periodos geologicos” (1892), que se editó en Alemania, Italia (donde se conocen como “figurine”) Holanda (“ruil kaarten"), Francia y Bélgica (“cartes à collectionner”).
En 1884 la gala Chocolates Poulain comienza a introducir cromos dentro de sus tabletas, iniciativa con gran éxito que pronto seguirán otras empresas del ramo, como la suiza Suchard, que en 1899 editó doce tarjetas ilustradas con imágenes de fauna extinta.
“Animales prehistóricos” fue una de las 50 series -600 cromos en total- del español Álbum Nestlé (1930-1935), que Chocolate Nestlé ya había editado en los años 20 en otros países europeos. Ilustrados por Pere Clapera (1906-84) y con los nombres de los dinosaurios sin traducir, se entregaban como regalo en el producto de la casa “Lactógeno para el recién nacido”, sustituto de la leche materna. El editor fue Joan Barguñó, que en 1939 publicó una colección de 36 cromos con el mismo título.
Chocolates Juncosa editó en los años 30 la colección Historia Natural, que incluía algún cromo con dinosaurios, como el nº 47 dedicado al iguanodonte.
Fundada por Emilio Díaz Ferrer, alcalde afecto al régimen de Alcañiz en 1941-49, la casa Chocolates Díaz patrocinó la colección de 40 cromos “Animales prehistóricos”. Bajo la ilustración del "Rinoceros tricornio" -como el "Tricerraptos", se trata de un verdadero nomen ignotum que tal vez rindiera honores a la Guardia Civil- puede leerse el nombre del artista: “Masiá”, autor de otras series de cromos de distinta temática (deportes…) en los años 30.
Reverso y anverso del "Rinoceros tricornio"
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El fin de los dinosaurios según 'Preacher'
La serie "Preacher", protagonizada por Dominic Cooper y basada en el cómic creado por Garth Ennis y Steve Dillon, trata sobre Jesse Custer, un reverendo de un pequeño pueblo de Texas que es poseído por una misteriosa entidad celestial mientras se encuentra predicando en la iglesia. Esta entidad le brinda La Palabra de Dios, mediante la cual puede hacer que los demás cumplan su voluntad con tan solo verbalizar lo que desea. Por otro lado, Custer descubre que Dios ha abandonado el cielo y ha huido de sus responsabilidades, por lo que pierde la fe. Junto a Tulip, su ex-novia, y Cassidy, un vampiro irlandés, deberán rastrear al Todopoderoso para hacerle responder por su negligencia en el cumplimiento de su deber.
De todas formas no estamos aquí para hablar de "Preacher". O quizá si. Más bien de una escena en concreto del episodio 2 de la cuarta temporada de la serie, titulado "Last Supper". En esta escena, Dios contempla sus hermosas creaciones, entre las que se incluye un bonito dinosaurio saurópodo de aspecto atolondrado.
Cuando el saurópodo comienza a defecar frente al Todopoderoso, éste debe apartar la mirada hacia otro lado para refugiarse en la belleza de un doble arcoiris. Pero al volver a ver al dinosaurio, observa como el enorme animal empieza a comerse su propia caca. Dios intenta hacerle entrar en razón, pero el dinosaurio continúa saboreando el excremento y se tira un sonoro eructo con hedor a hez en la cara del Altísimo. Ante esta ofensa, Dios decide acabar con esta creación, provocando una lluvia de meteoritos... A continuación, la escena:
Y de esta forma, podría explicarse cómo los dinosaurios no avianos desaparecieron de la faz del planeta: uno de ellos se comió sus propios excrementos y eructó sobre Dios.
Me lo chivó Dani. ¡Gracias!
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Viajando al pasado con Matheus Fernandes
Hoy, en una nueva entrada de esta, nuestra sección, es el turno de presentar a Matheus Fernandes. Matheus es un artista residente en Limoeiro do Norte (Brasil), y según afirma él mismo es un entusiasta de la paleontología y estudioso de plantas (¿botánico, suponemos?).
Viendo su galería está claro su amor por las criaturas del pasado. Os dejamos a continuación con una selección de sus trabajos, muy variaditos en cuanto a estilo y técnica.
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Alessandro Biffignandi: Sexo, horror y… dinosaurios
Renzo Barbieri (1940-2007) fue un guionista y editor italiano especializado en fumetto nero (cómic negro erótico). Publicó sus primeros fumetti en Editrice 66 (1966) y luego fundó ErreGi con Giorgio Cavendon (1930-2001), que se quedó con la casa en 1972, rebautizándola como Ediperiodici. Entonces, Barbieri impulsó Edifumetto, donde evolucionó del erotismo a la pornografía en los 80. El principal portadista de ambas fue Alessandro Biffignandi (1935-2017), pintor especializado en carteles de cine [1] que también ilustró algunas historietas [2] y, sobre todo, cubiertas para cómics del extranjero [3] a través de agencias como Creazioni D’Ami [4] (1954), de Rinaldo Dami (1923-79) y su hermano Pietro, que luego fundará su propia casa.
Los cómics de Edifumetto y Ediperiodici son... bueno, no nos engañemos, son malos, pero servían a su objeto lascivo en una época en la que la represión de muchos años estaba dando paso a una progresiva permisividad que, en España, donde coincidió con el cambio de régimen, conocimos como la “época del destape”. Sin embargo, las portadas [5] de Alessandro son magistrales y demuestran cómo el verdadero arte sabe trascender el mero encargo e imponer la belleza incluso cuando debe restringirse a un género tan, a priori, poco recomendable para la sensibilidad como el porno y el gore.
Naturalmente, las que a nosotros nos interesan son las que tienen dinosaurios, como “Araxam della Preistoria” (1975), creada por el guionista Graziano Origa (1952) y el dibujante Edoardo Morricone “Morrik” (1946) para la revista Ufo.
"Zora Monaca"
El propio Renzo Barbieri escribió los guiones, junto a Giuseppe Pederiali (1937-2013), de Zora, la vampira (1972), con dibujos de Birago Balzano (1936). En la portada del #125, “Zora Monaca” (1979), Biffignandi dibujó un pterosaurio.
También en Biancaneve #62, nuestro artista dibuja una mezcla de dinosaurio y dragón (dragón, dragón, el del III-9 ó el II-6), reutilizada en Contes Malicieux #71. Igualmente, en Cimiteria #53 “Amore e Sangue” (1979) dibujó pterosaurios.
Finalmente, Alessandro dejó el mundillo [6] y se dedicó a la ilustración de revistas, tanto en Italia, como en Reino Unido o Estados Unidos. Como la mayoría de su trabajo se desarrolló de forma anónima, tardó bastante en ser reconocido como merecía. Tras una exposición monográfica en 2014 en el Palazzo Della Penna de Perguia y se publicó, en 2016 se publicó L'Arte di Alessandro Biffignandi (Lo Scarabeo), al que siguió Sex and Horror: The Art of Alessandro Biffignandi (Korero Press) que, desde aquí, os recomendamos sin dudar.
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[1] La voce che uccide, Orlando el paladini di Francia o L'invasione degli ultracorpi en 1956; L'incanto della foresta o Il momento più bello en 1957, La diga sul pacifico, Agli ordini del re, La sfida o La morte viene dallo spazio en 1958, America di notte o Un giorno de leoni en 1961 y Pasqualino Cammarata... capitano di fregata en 1973.
[2] Rombo Bill (Rodeo, 1959), Flambo (Flambo, 1959), Antonin (Nevada), Agent Special K3 (Special Rodeo, 1966), Sargent Fury (Zembla), Peter Berg (Hondo, 1964), La maravillosa historia de Gran Bretaña (Treasure, 1963) o Hechos extraños (Tell Me Why, 1968).
[3] Como las revistas de bolsillo francesas Nevada, Hondo, Kiwi, Yuma y Rodeo (Lug) o los comic-books británicos The Spider, Johnny Nero, Air Ace, War y Battle (Fleetway).
[4] Donde trabajaron Enrico Bagnoli, Dino Battaglia, Arturo del Castillo, Nadir Quinto o Mario Uggeri, entre otros.
[5] Otros portadistas de la casa fueron Emanuele Taglietti, Roberto Molino o Carlo Jacono.
[6] En 2012 ilustró unas cuantas cubiertas para la versión sueca de The Phantom.
[2] Rombo Bill (Rodeo, 1959), Flambo (Flambo, 1959), Antonin (Nevada), Agent Special K3 (Special Rodeo, 1966), Sargent Fury (Zembla), Peter Berg (Hondo, 1964), La maravillosa historia de Gran Bretaña (Treasure, 1963) o Hechos extraños (Tell Me Why, 1968).
[3] Como las revistas de bolsillo francesas Nevada, Hondo, Kiwi, Yuma y Rodeo (Lug) o los comic-books británicos The Spider, Johnny Nero, Air Ace, War y Battle (Fleetway).
[4] Donde trabajaron Enrico Bagnoli, Dino Battaglia, Arturo del Castillo, Nadir Quinto o Mario Uggeri, entre otros.
[5] Otros portadistas de la casa fueron Emanuele Taglietti, Roberto Molino o Carlo Jacono.
[6] En 2012 ilustró unas cuantas cubiertas para la versión sueca de The Phantom.
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